Hay gente que no nace ni tampoco muere, son personas eternas que ya estaban aquí antes de que llegáramos
Miguel Ángel Benítez Gómez nace en Jerez de la Frontera. Es el segundo hijo del matrimonio formado por Sebastián Benítez y Josefa Gómez, una familia de clase media asentada en los arrabales de Jerez, que vive de la agricultura y el comercio de alpacas de paja, avena y alfalfa.
Quería ser veterinario porque me encantan los animales. ¿Cuáles? Perros, palomos, pajaritos, caballos... pero un día grabé un reportaje sobre Camarón, en el que salían Kiko Veneno y Pata Negra en su primera etapa, y descubrí que mi verdadera vocación era la música. Las canciones que más me gustaron fueron ‘Farmacia de guardia’, ‘El rock del Cayetano’ y ‘La Muchachita’.
Cuando terminé la escuela (con 14 años) hacía un programa de radio con mi hermano Manu en la emisora de nuestro barrio y allí ya me iba cantando las canciones y las historias que me inventaba: ‘Paquito y Manolo de Jerez’, la historieta de ‘Emilio Cubito de Yelo’... Mi primer grupo era yo solo, se llamaba Cañería. También, a veces, utilicé el nombre de Lomo Eléctrico.
Entré en el instituto Caballero Bonald, en el barrio de La Asunción, y allí conocí a Marcos, porque yo tenía una sudadera con la foto del ‘Sombra y Luz’ de Triana; y el Canijo, que también tocaba la guitarra y lo flipaba con Jesús de la Rosa y Los Beatles, le pidió a una coleguita suya que estaba en mi clase que nos presentara.